Los líos se convirtieron en el pan de cada día en el Giro de Italia 2023. La etapa 13, que traía la tan esperada alta montaña, también se vio afectada por las condiciones climáticas y de peor manera: las alertas meteorológicas que llegaron desde las autoridades de prevención del riesgo llevaron a la organización a tomar decisiones drásticas.
Se redujo la etapa a menos de la mitad de lo estimado. Solamente se iban a correr 74 kilómetros, evitando el paso por el puerto de San Bernardo, que era el primero programado de la jornada y era de primera categoría. La buena noticia es que todavía iban a quedar dos de la misma clase para exigir las piernas de los corredores.
Y así fue. El recorrido inició en el ascenso a Croix de Coeir con un Alexander Cepeda que se dio a la tarea desde el primer pedalazo de estirar el grupo y ponerse al frente. Rápidamente, el grupo se partió y algunos sí se decidieron a salir en la aventura con el escapado. Entre ellos, estaba el colombiano Einer Rubio, que ganó el sprint intermedio de Verbier.
Thibaut Pinot ganó el primer puerto, seguido de Rubio. Aquí vino una situación bien incómoda. Tras el descenso, Valentin Paret-Peintre y Derek Gee también se unieron al escape. Todos parecían coordinados para trabajar por el objetivo de mantener los tres minutos de distancia con respecto al lote, pero Cepeda no quiso pasar al frente. Esto ocasionó los reclamos de resto en contra del ecuatoriano.
El francés era el más molesto con esta situación y al colombiano tampoco le importó hacerle reproches en frente de las cámaras. Con ese mal ambiente y estos tres en punta, llegó el último ascenso, el de Crans Montana, que iba a definir todo. Pinot intentó varios ataques, pero fueron bien contrarrestados. A falta de cinco kilómetros, Cepeda atacó.
El arranque le duró un kilómetro al ecuatoriano, hasta que Pinot salió a alcanzarlo y a meterle presión. En medio de esto el que parecía más débil y pasivo era Einer Rubio, pero el colombiano lograba mantener cierto ritmo para no perderlos de vista. Mientras tanto, en el pelotón también se daban intentos infructuosos de distanciamiento. Hugh Carthy y Lorenzo Fortunato lograron irse como perseguidores.
El último kilómetro trajo lo esperado y lo más inesperado: Cepeda atacó y Pinot le respondió. Sin embargo, una aplanadora estaba esperando su momento y ese era Einer Rubio. El boyacense sacó la casta y la calidad de piernas para dejarlos rezagados y con distancia para llenarse de júbilo en la línea de meta. ¡El ciclismo colombiano está de vuelta!