Al mítico Puy de Dome, puerto al que no se subía desde 1988, había que corresponderle con una batalla antológica. La pared de 11% de media puso a prueba las piernas y el corazón. Woods hizo un remate épico cazando a Jorgenson, que se fugó por 46 kilómetros, para pasarlo de largo y que darse con una etapa, que sólo había sido conquistada por europeos. Pogacar le propuso duelo a Vingegaard y este terminó cediendo 8 segundos en la general.