Desde el 3er mundo: Colombia pierde carreras por culpa de la pelota… y no es la de fútbol

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Diseño de un monoplaza incendiado. – IA de Picfinder.ai.
Diseño de un monoplaza incendiado. – IA de Picfinder.ai.

* La firma de Nicolás Flórez Parra

Colombia es un país que no aprende. No hablamos directamente de lo complicado que puede ser acceder a la vida académica, aunque, tal vez, sí tenga algo que ver. En días recientes se confirmó que la posibilidad para que el país albergara un Gran Premio de Fórmula 1 se vino al suelo. Las explicaciones sobre esto me resultaron muy confusas.

Jaime Pumarejo, alcalde de Barranquilla, no tuvo reparos en quitarse toda la responsabilidad. En su diálogo con Blu Radio, el mandatario culpó directamente al Gobierno Nacional por lo que habría sido una falta de voluntad para hacerse con la organización del evento. Hablaba, puntualmente, de una carta de compromiso que nunca llegó.

Sin embargo, en Claro Sports también reseñamos lo contradictorias que resultaron estas declaraciones con lo que se estaba haciendo en un principio. Yo mismo hablé con Juan Pablo Montoya, piloto que se echó al hombro este tema y puso todo el empeño para que Colombia pudiese optar a recibir una carrera de la máxima categoría del automovilismo.

Esa conversación, también junto a Sebastián Montoya y que se dio en mayo de este año, tuvo varios asuntos. Por esos días ya se hablaba en medio de comunicación de una negativa por parte del gobierno de Gustavo Petro para apoyar la candidatura ante la Fórmula 1 y eso fue lo que busqué confirmar a través de Juan Pablo. Fue en el tema en el que noté más reserva y con toda la razón, pero en algo sí fue muy claro: el tema iba bien y el gobierno nacional no tenía mucho que ver.

Es por eso que resulta tan extraño que un esfuerzo que iba tan bien encaminado se termine perdiendo porque faltó un documento de un actor político que no tenía velas en el asunto. Y es que tiene todo el sentido, porque la carrera se iba a realizar en Barranquilla y no iba a paralizar más parte del territorio nacional. Si la voluntad política de la ciudad ya estaba, ¿de dónde se hacía necesaria una carta?

Ahí nos empezamos a perder en un montón de hipótesis, pero las dos que más concuerdan es que hay un pedazo que no nos están contando o el tema se manejó mal desde el principio. Si la dichosa carta de intención y compromiso del Gobierno era tan necesaria para avalar la candidatura, pues debió ser de lo primero a gestionar antes de poner a sonar el tema.

Si uno pregunta por esto en Presidencia de la República o en el Ministerio del Deporte, seguramente empezarán a salir argumentos para contraatacar lo que ya se dijo desde la Alcaldía de Barranquilla. Colombia se está perdiendo la posibilidad de organizar estos grandes eventos, que impulsan país, por culpa de la pelota. Y no hablamos de la de fútbol o la de algún otro deporte, sino de esa pelota que los políticos se viven tirando de un lado a otro para eludir sus responsabilidades y compromisos.

Y lo dicho: este país no aprende. Esto ya había ocurrido hace muchos años, cuando ya estaba decidido que Colombia sería la sede para el Mundial de Fútbol de 1986. Se trata del evento deportivo más importante del planeta y el país tiene hasta hoy el deshonroso título de ser el único que lo ha rechazado. Los gobiernos de Alfonso López Michelsen (1974-1978), Julio César Turbay (1978-1982) y Belisario Betancur (1982-1986) incumplieron las promesas de las obras. Ya se imaginarán la pelota.

“Como preservamos el bien público, como sabemos que el desperdicio es imperdonable, anuncio a mis compatriotas que el Mundial de Fútbol 1986 no se hará en Colombia. Previa consulta democrática sobre cuáles son nuestras necesidades reales no se cumplió la regla de oro consistente en que el Mundial debía servir a Colombia y no Colombia a la multinacional del Mundial. Aquí tenemos muchas otras cosas que hacer y no hay ni siquiera tiempo para atender las extravagancias de FIFA y sus socios”

Belisario Betancur, presidente de Colombia entre 1982 y 1986.

Esas fueron las palabras del mandatario del momento para anunciar que todo se iba al traste. Y razón no le faltaba. Evidentemente, en ese entonces y ahora, Colombia es un país lleno de necesidades. Se pensaba que el Gobierno iba a impulsar con ese dinero la construcción de carreteras, colegios, universidades, hospitales. ¿Qué pasó? Pues que Colombia se quedó sin carreteras, colegios, universidades, hospitales ¡ni Mundial! ¿y la platica? “Me la mecatié en cositas”, dice una frase de ‘La vendedora de rosas’.

Claro Sports abre su edición de este lunes con una entrevista al piloto colombiano Óscar Tunjo. Además de contar el buen papel que viene haciendo en las pistas de Europa, el caleño revela que a Bogotá se le ofreció la posibilidad de ser sede de un Gran Premio de Fórmula E, la categoría de coches eléctricos. Para ser justos en este tema, está más que comprobado que las obras de sistemas de movilidad y renovación de vías son una prioridad que ya está avanzando en la capital. Sumado a esto, el proyecto del Complejo Deportivo El Campín está listo para ser adjudicado. Hay trabajo visible y razones de sobra para aplazar la sede de un evento. Dios quiera que el alcalde que asuma en enero de 2024 no le dé por ponerse a jugar con la pelota.

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