En un partido vibrante de principio a fin, el Manchester City aplastó al Real Madrid. Le ganó 4-0, lo bailó y se clasificó por segunda vez, en su historia, a la final de la Champions League contra el Inter de Milán. Guardiola se sacó el clavo del año pasado y en una muestra de fútbol impecable, dejó con las manos vacías al último campeón.
Hacer el partido perfecto
Para eliminar al Madrid, el último campeón de la Champions League, hay que jugar el partido perfecto. No equivocarse y aprovechar las oportunidades que se tengan para dejar en la lona a un gigante de Europa. No le dejó ver el balón, Bernando Silva se reportó con doblete, Gundogan fue el reloj de la mitad de la cancha y la defensa fue un muro.
La ansiedad de Haaland no complicó al City
Si bien todas las miradas estaban con el delantero el noruego, el protagonismo se lo llevó Bernardo Silva que marcó los dos goles en un momento clave del partido. Fueron dos golpes muy duros al mentón del Madrid. Lo dejó sin respuesta y le dio facilidad para manejar el encuentro. El portugués la rompió.
Apagaron a Vinicius y Benzemá
Los hombres más definitivos en el ataque del Madrid no hicieron nada en el Eithad. Los volantes y los defensas del City los apagaron; les cortaron los circuitos y no los dejaron hacer nada. Las veces que Vinicius intentó hacer algo, era escalonado y el último escollo era Walker.