Dos estilos y formas distintas de sentir el fútbol. Por un lado el Manchester City siendo el equipo de la elaboración y la exposición; en el otro el Real Madrid quirúrgico con el escarpelo en la mano. Se podría hablar de antítesis, pero es el complemento para el espectáculo total. El mejor partido del planeta fue el de el respeto y la contención con goles en cada bando y dejando el desenlace en suspenso para la próxima semana en el Etihad.
El Santiago Bernabéu fue el escenario de la ópera prima interpretada al pie de la partitura. Los ingleses saltaron al campo a tomar la batuta y se chocharon contra un poco habitual, pero efectivo conjunto blanco aplicado en la marca. La marca uno a uno dejó poco espacio de acción obligando a que los remates de media distancia fuesen la apuesta ciudadana. Intentaron De Bruyne, Rodrigo y Silva; respondió a la altura Courtois.
Tuvieron que aparecer los automatismos entre el ‘colorado’ y Haaland, este último falto de potencia para conectar un derechazo en el área y luego un cabezazo. Serían las aproximaciones de la visita antes de entrar en el juego que esperaba Ancelotti y sus dirigidos. Al no tener espacios para circular y sin buscar romper con un gambeta o pared, el City le abrió la puerta a las transiciones rápida de los madridistas.
Lo había anunciado Pep Guardiola en la rueda de prensa previo al encuentro y se convertiría en profecía. “Se debe tener cuidado con las transiciones de Vinícius”, expresó el entrenador, como si estuviese viendo lo que pasaría a la media hora del partido. Camavinga y Modric armaron una linda pared para poner al brasileño en velocidad a abrirse un espacio para desenfundar un bombazo imposible para Ederson.
Se ha visto una y otra vez en la Champions League. Real Madrid le hace creer a sus rivales que sufre el partido, cuando está a la espera del momento preciso para dar el golpe. Lo hizo y sacó los dientes. Se fue encima en busca de ampliar el marcador antes de ir a las duchas, sin lograr conectar el gancho para marear a los ciudadanos.
Para el complemento los blancos buscaba aprovechar el momento con el que terminó la primera etapa y se vistió de su rival, demostrando que también puede elaborar con largas secuencias de toques. Se juntaron Benzema, Vini, Rodrygo y Camavinga para romper a un toque y llevarle la pelota al francés al área, pero este definió sobre el horizontal.
Courtois es de al menos tres atajadas por partido y para cumplir con la media apareció, como siempre lo hace cuando lo necesita su equipo. El portero Silva le metió un pase quirúrgico a De Bruyne, el cual ingresó solo al área y sacó un remate a quemarropa, parado por el portero belga.
Un aviso para que el ‘merengue’ sacara su chapa de equipo copero. Desdibujando la marca Guardiola, los blancos se acercaban y tocaban a la puerta por el segundo tanto. Parecía llegar y los azares del fútbol, que muy bien conocen los españoles, llevaron al City al empate. En una mala salida de Camavinga, aprovechada muy bien por Rodrigo, Gündogan se la dejó servida a De Bruyne para que sacar un remate rasante imposible de atajar para su compatriota.
Bombazo tras bombazo para poner el encuentro como inició. Con un Manchester City tomando la pelota y chocando una y otra vez ante el buen posicionamiento táctico de Ancelotti. El entrenador, al igual forma que su colega, se había anticipado a los hechos y anunció que el primer acto sería de estudio y análisis para el remate en territorio inglés. Con un empate aparentemente firmado, por los cambios del italiano al sacar a Modric, Kroos y reforzar la zaga, sólo un remate de Tchouameni sacudió el plano de la recta final. En ocho días se volverán a medir las cargas y no habrá espacio para reservas. Serán 90 minutos a muerte por un único pase a la final.