Lionel Messi y sus compañeros de la selección de Argentina no encontraron un ambiente muy hostil al llegar a La Paz.
Varios cientos de aficionados acudieron a recibir a los campeones mundiales la noche del domingo. Y muchos fueron de la propia Bolivia, el anfitrión el martes en la segunda fecha de las eliminatorias sudamericanas rumbo a la Copa Mundial de 2026.
Incluso la alcaldía de La Paz mandó a imprimir un mural cerca del estadio Hernán Siles con la frase “Sos grande Messi”. Ello le ganó críticas al alcalde Iván Arias.
Tal es el grado de simpatía que genera el astro de 36 años, aquí y en todas partes del mundo.
En una plaza que casi siempre le ha sido adversa, Argentina intentará completar el pleno de victorias en la primera doble fecha de las eliminatorias. La gran duda es si Messi jugará en la altura de La Paz.
El siete veces ganador del Balón de Oro y el resto del equipo tenían previsto entrenar el lunes por la tarde, pero su participación se decidirá poco antes del partido, según adelantó el técnico argentino Lionel Scaloni.
Messi convirtió el único gol con el que Argentina derrotó como local 1-0 a Ecuador el jueves pasado, pero debió ser sustituido poco antes del final lo que ha despertado dudas. El capitán llegó a la primera fecha con la fatiga de la seguidilla de partidos con el Inter Miami, su nuevo club en la liga estadounidense.
“Si entra Messi, tomaremos esa decisión un día antes o el mismo día del partido”, adelantó Scaloni antes de llegar a La Paz.
“La idea es repetir o hacer algunas variantes”, respecto al partido con Ecuador, dijo Scaloni. Angel Di María, quien ha tenido buen desempeño en la altura en partidos anteriores por su velocidad y resistencia, podría comandar el ataque albiceleste. Julián Álvarez también asomaba para reforzar el ataque.
Messi nunca ha convertido en La Paz, pero Bolivia ha sido su víctima predilecta en Sudamérica: 8 goles en 11 partidos. También debe alentarle un sentimiento de revancha de la goleada 6-1 sufrida ante los bolivianos en la eliminatoria rumbo al Mundial de 2010, cuando el extinto Diego Maradona era el técnico.
De convertir el martes, Messi aterrizará a los 30 tantos y superaría al uruguayo Luis Suárez como máximo anotador en la historia de las eliminatorias de Sudamérica.
Esta vez, Argentina repite su estrategia de llegar 48 horas antes del partido en los 3.640 metros de altitud, lo que ya le dio resultado en la pasada eliminatoria cuando derrotó a Bolivia 2-1. Antes de ese partido, en octubre de 2020, Argentina llevaba 15 años sin ganar en La Paz.
Bolivia, por su parte, inició con mal pie. Sucumbió 5-1 de visita ante Brasil el viernes.
La posibilidad de un desquite ante el campeón mundial motiva a la “Verde”. “No tenemos tiempo para lamentarnos, queremos ser protagonistas en La Paz. El sueño es grande como para que se caiga en el primer partido”, dijo el portero Guillermo Viscarra.
Gustavo Costas, el técnico argentino de Bolivia, añadió: “Es (como) una final contra Argentina, tenemos que recuperarnos”.
Bolivia pasa por una profunda crisis y su fútbol se ha estancado desde en 1994 se clasificó por primer y única vez a un Mundial. Por segundo año consecutivo el torneo profesional ha sido suspendido, esta vez por sospechas de arreglo de partidos.
La estrella boliviana sigue siendo el veterano goleador Marcelo Martins, del Independiente del Valle de Ecuador. El técnico Costas busca una renovación, pero las nuevas figuras aún no destacan. Una de ellas el delantero Víctor Ábrego, quien marcó el único tanto ante Brasil, acompañará a Martins, de 36 años, en el ataque.