Este miércoles, Sevilla consiguió su séptimo título de la UEFA Europa League tras vencer en la final a Roma en el Puskás Arena de Budapest. La definición tuvo que irse a lanzamientos desde el punto penalti tras un 1-1 en 120 minutos de juego apasionante ante unos 70.000 espectadores que colmaron las tribunas del escenario en la capital húngara.
El conjunto italiano tomó la delantera en una jugada de rapidez con el pase en profundidad de Mancini para que el argentino Paulo Dybala llegara frente a Bono y la mandara a guardar de zurda al minuto 34. El Sevilla se veía en aprietos para encontrar sus opciones.
Sin embargo, el segundo tiempo trajo mejores sensaciones para el elenco andaluz. Mancini, que había sido protagonista en su asistencia, tuvo la mala suerte de embocarla en propia puerta tras un centro de Jesús Navas. El empate al 65′ llegó para quedarse y obligar a la prórroga.
La media hora adicional permitió ver a una Roma volcada al ataque y metiendo muchísimos nervios en la zaga española. Con algo de suerte y orden defensivo, el Sevilla salvó su arco y llegó el pitazo final que indicaba resolución por penaltis.
Mancini terminó siendo más villano que héroe al desperdiciar su cobro al centro con un Bono que estiró toda su humanidad y detuvo con las piernas. Roger Ibáñez puso todavía más en desventaja a la Loba con su disparo al palo. Así, emulando lo que fue la final del Mundial de Qatar 2022 con Argentina, Gonzalo Montiel tenía la responsabilidad de liquidar.
Hubo suspenso porque el exjugador de River Plate ejecutó muy suave y Rui Patricio detuvo. Sin embargo, el VAR llamó a tiempo para advertir al árbitro inglés Anthony Taylor que el guardameta se había adelantado. La segunda chace de Montiel fue con mucha fuerza y el Sevilla explotó una nueva celebración europea, que le quita el invicto a José Mourinho en finales del Viejo Continente.