Las intervenciones milagrosas de Aaron Ramsey y las apariciones de Gabriel Martinelli y Martin Odegaard sostuvieron al Arsenal en su visita a St. James’ Park, donde ganó 0-2 al Newcastle para aferrarse a la Premier League en un escenario infernal. El duelo frente al Newcastle estaba marcado en rojo en el calendario de la liga inglesa. Era, sin duda, el partido más complejo al que tenía que enfrentarse el Arsenal de todos los que le restan para el final. Seguro que Guardiola y sus chicos no se despegaron del televisor para ver un posible pinchazo con el que dar prácticamente carpetazo a la Premier.
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Sin embargo, el Arsenal salió vivo de un duelo eléctrico y apasionante, en el que sobrevivió gracias a su portero, que hizo una de las paradas del curso y a dos de sus jugadores claves este año (Odegaard y Martinelli). Pero, también, tuvo una pizca de suerte: el Newcastle se estrelló en dos ocasiones contra los palos de la portería de Ramsdale.
Al Arsenal, después de la última victoria del Manchester City, sólo le quedaban puntos de partido. No se podía permitir ni un sólo fallo. Los encuentros debían contarse por victorias sí o sí y el primer ‘match ball’ lo tenía que disputar en un estadio complicado como St. James’ Park. El Newcastle, con la Liga de Campeones en juego, era el rival más difícil de toda la ristra a la que tiene que enfrentarse. Después de superar a las ‘Urracas’, el Arsenal sigue a un punto del City, aunque con un partido más. Los hombres de Guardiola tendrán que visitar al Everton, al Brighton y al Brentford y recibir al Chelsea. El calendario de los Gunners parece menos complicado con un encuentro como visitante frente al Nottingham Forest y dos en su estadio ante el Brighton y el Wolverhampton.
Eso es lo que queda de Premier. El título se decidirá en siete duelos, aunque hasta llegar a esa situación el Arsenal tuvo que sufrir de lo lindo para superar con éxito la prueba de fuego del Newcastle. St. James’ Park fue un escenario tremendo para el Arsenal, que sacó adelante los puntos pese a la resistencia que opuso el guardameta Nick Pope. Y es que el Newcastle comenzó muy fuerte. Durante los primeros diez minutos arrinconó al Arsenal, que achicó agua como pudo con dos puntos álgidos, un disparo al palo de Jacob Murphy y una mano de Jakub Kiwior, sustituto en el centro de la defensa de Saliba, fuera por problemas en su espalda. El colegiado Chris Kavanagh pitó penalti, pero desde el VAR recibió un aviso para que revisara la jugada y tras verla en una pantalla, cambió de opinión.
Entonces, el Arsenal se salvó de una pena máxima, comenzó a carburar y se quitó el dominio de encima para resurgir con un golazo de Odegaard. Poco después de la acción de Kiwior, el noruego se sacó de encima un zapatazo desde fuera del área que no pudo salvar Pope. El noruego sumó su tercer tanto en dos partidos e inauguró el marcador para alivio de Arteta. El tanto marcó el inicio un carrusel de paradas de Pope, que sostuvo al Newcastle durante el resto del primer acto. Primero le sufrió Martinelli, que se encontró con un pase filtrado entre líneas de Odegaard para fallar en un mano a mano ante el portero de las ‘Urracas’.
Después, en el rechace, el noruego rozó otro golazo con una rosca exquisita que, de nuevo se encontró con una manopla providencial de Pope. Y no sería la última, porque casi a la media hora, Saka, también en otro mano a mano, se encontró con el omnipresente guardameta del Newcastle. Mientras, Ramdsale, en el otro lado, también comenzó a ser decisivo. Menos, porque el Newcastle no se prodigó tanto en ataque como su rival, pero sí consiguió ser determinante con una intervención a un disparo de Willock. No sería la última.
Como propina, al límite del descanso, Pope aún pegó otro puñetazo encima de la mesa. De nuevo ante Odegaard, que se marchó desesperado al vestuario tras toparse con el portero del Newcastle en un remate a bocajarro que era gol sí o sí. El primer tiempo no dejó ni un instante para darse un respiro y el segundo no iba a ser menos. Con el público volviendo a sus asientos, Alexander Isak estrelló un cabezazo contra el palo y Ramsey, en la siguiente jugada, hizo la parada del curso con su antebrazo derecho a otro testarazo a bocajarro de Wilson.
El Arsenal no se achantó con esa salida fulgurante del Newcastle y respondió al minuto por medio de Martinelli, que estrelló en el larguero un disparo desde dentro del área para marcar territorio en un duelo eléctrico que en ese instante se frenó en acumular ocasiones, pero no en revoluciones. Después del intento de Martinelli pasaron 25 minutos sin ocasiones claras. Eso sí, el fútbol de ida y vuelta no se detuvo en ningún momento y era cuestión de tiempo que pasara algo. El 0-1 era un marcador muy corto para todo lo que había ocurrido.
Y si Martinelli cerró el carrusel del empujón inicial del segundo acto, también cerró el partido a los 72 minutos tras provocar con un centro envenenado desde la línea de fondo el gol en propia meta de Fabian Schar. El central suizo hizo lo que sólo consiguió Odegaard y muchos otros no pudieron: superar a Pope. Ahí se acabó el duelo. El Arsenal, por fin respiró. Aguantó bien el marcador y ya no sufrió más. Pero, hasta el tanto de Schar, las pasó canutas. Vivió en el alambre y se mantuvo en la lucha por la Premier. Fue el vencedor de un duelo a cara de perro, con golpes de ida y vuelta del que salió vivo de milagro. Los ‘gunners’ no hincaron la rodilla y hay Liga.