El Newcastle volverá a disputar, veinte años después, la Champions League, tras asegurarse este lunes su presencia entre los cuatro primeros clasificados de la Premier al empatar en casa 0-0 con un Leicester que se aferró a sus opciones de salvación. Un destino que contrasta con el de los Magpies, que dos décadas después volverán a codearse con los mejores equipos europeos, tras una temporada en la que los de Eddie Howe han rendido por encima de lo esperado.
Si la llegada del fondo soberano de Arabia Saudí que se hizo con el control del club en octubre de 2021 hacía presuponer que en no mucho tiempo el Newcastle se haría un hueco entre los grandes del fútbol inglés, nadie esperaba que fuera tan rápido. Pero el sensacional trabajo de Eddie Howe, nominado a entrenador del año, no sólo ha llevado al Newcastle hasta la Liga de Campeones, sino a superar los 69 puntos que en el curso 2002-03 llevaron al equipo entonces dirigido por Bobby Robson y con el delantero Alan Shearer como gran estrella a ocupar también el tercer puesto en el campeonato.
No cuenta el Newcastle en estos momentos con un goleador de la talla de Shearer, pero los Magpies han encontrado en Callum Wilson, máximo realizador del equipo con 18 dianas, el encargado de culminar su juego de ataque. De hecho, Wilson dispuso a los 41 minutos de una doble ocasión para adelantar a los locales en el marcador, en una jugada en la que primero un poste y posteriormente el nigeriano Wilfred Ndidi, que despejó el balón sobre la raya de gol, impidieron marcar al delantero del Newcastle.
No fue la única ocasión de los de Eddie Howe, que un minuto más tarde vieron cómo de nuevo la madera, en esta ocasión a remate de Miguel Almirón, evitó el tanto local. Oportunidades que reflejaron el dominio absoluto de un Newcastle que a los 71 minutos volvió a estrellarse con el palo en un remate de cabeza del brasileño Bruno Guimaraes a la salida de un saque de esquina.
Sin embargo, el asedio siguió. Los locales no encontraron premio, y de repente una circunstancia casi termina siendo aprovechada por el Leicester, que tras dedicarse a defender exclusivamente durante casi los noventa minutos dispuso en la prolongación de una inmejorable ocasión para llevarse la victoria. Pero Nick Pope impidió con una sensacional parada que el remate de Castagne se convirtiese en el 0-1 que hubiera permitido al Leicester llegar a la última jornada dependiendo de sí mismo para lograr la salvación. Una permanencia que queda ahora a expensas para los Foxes, campeones de la Premier League en el 2016, de un tropiezo en casa del Everton ante un Bournemouth que llegará a Goodison Park sin nada ya en juego.