El éxito en la vida consiste en seguir siempre adelante. Ya lo había dicho el mismo Luis Díaz: “Hay que disfrutar el día pese a estar lesionado”. Y sí. Tarde o temprano el sol vuelve a salir. En ocasiones puede que dure mucho más, pero al fin y al cabo no hay una pesadilla eterna. El Liverpool-Tottenham del pasado domingo dejó muchas sonrisas, lamentos, insultos y hasta una lesión de Jürgen Klopp, no obstante, en Anfield lo que más causó felicidad fue la vuelta a la titularidad del ‘23’ con gol incluido.
No fue la versión prime de Luis, pero sus primeros pasos hacen soñar al Pool con instalarse en zona de Liga de Campeones. No es un panorama sencillo. Claro está. Pero el ‘efecto’ Díaz ha devuelto el alma al cuerpo. Desde su vuelta a los campos, los reds suman cuatro triunfos en línea y 15 goles a favor. No está muerto quién pelea, y mucho menos con el espíritu competitivo que caracteriza a un equipo que ha firmado una de las remontadas más históricas en las finales de la Champions.
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Lo dicho. En números, más allá del gol, fue un partido aceptable del ‘23’. Eso sí, los once balones perdidos reflejan que aún le falta aceite a la máquina para estar en su esplendor de nuevo. Inclusive, una terrible entrada de Oliver Skipp sobre Díaz puso por un momento la piel de gallina en los hinchas de Liverpool. Por fortuna, el hombre que ha caído es mucho más fuerte que el que no lo ha hecho.
Aunque una golondrina no hace verano, la realidad es que el Liverpool es uno con Díaz y otro sin él. Y hasta los mismos jugadores lo sienten. La Premier entra en su recta final y en Anfield no hacen más que cruzar los dedos para estar la próxima temporada en la Champions League. Sin embargo, y en caso que no se cumpla el objetivo, el retorno de ‘Lucho’ a la competencia se puede considerar como el gran triunfo del curso.