
Lo que debería ser una fiesta en paz, se ha vuelto a manchar por cuenta de desadaptados disfrazados de hinchas. Pocos días después de lo sucedido con Daniel Cataño, jugador que fue agredido por un vándalo que ingresó al terreno de juego y lo golpeó por la espalda, Ibagué vuelve a ser foco de violencia.
Este jueves se mide el Deportes Tolima y el Junior de Barranquilla por un cupo a la fase de grupos de la Copa Sudamericana. En camino hacia el estadio, el bus que transportaba al conjunto Tiburón fue atacado con piedras, dañando las ventanas del automotor. Lo mismo le sucedió a Millonarios cuando salía del estadio el día del incidente.
Los reportes indican que, por fortuna, nadie resultó herido y el equipo pudo llegar al Estadio Manuel Murillo Toro para disputar esta eliminatoria a partido único. La logística y el esquema de seguridad para el fútbol en Ibagué vuelve a ser un lío entonces.

Aunque la capital de departamento de Tolima ha cogido esta mala fama recientemente, los equipos y aficionados que han viajado allí saben que el tema de las piedras a los buses es un problema que viene desde hace muchos años y con el que no se han tomado acciones desde Dimayor por ser hechos por fuera del escenario deportivo.

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