Si por estos días había un partido clave para Millonarios era este. El duelo como local contra Peñarol significaba una magnífica oportunidad para aliviar cargas en el calendario, teniendo en cuenta que el Embajador también tiene que prestarle atención a los cuadrangulares de la liga local. El conjunto uruguayo, contra las cuerdas y rogando por un milagro al irse en blanco en la primera ronda de partidos del grupo. El Campín, a reventar.
La mayor preocupación en el conjunto bogotano pasaba por las bajas sensibles de jugadores como Óscar Cortés, Daniel Cataño y Larry Vásquez. Algo que sí motivaba era el buen recuerdo y la superioridad que mostró contra los Carboneros en Montevideo. Otro factor a tener en cuenta es que el partido a primer turno entre América Mineiro y Defensa y Justicia lo ganó el equipo argentino, lo cual le abría una puerta importante a Millonarios para poner un pie, por lo menos, en el repechaje hacia octavos de final.
Si asumes el riesgo, Millonarios pone el control
La actitud de Peñarol se volcó al ataque de inicio. La visita asumía serios riesgos con tal de posicionarse en la mitad rival y ejercer una presión alta. La apuesta era arriesgada y Millonarios iba a encontrar su gol rápido, después de un contraataque que terminó en un tiro de esquina. Beckham Castro levantó el centro y Jorge Arias llegó al área chica para meter el testarazo de celebración al minuto 9.
El Embajador solamente necesita media hora
Hubo intentos de Juan Pablo Vargas y Daniel Giraldo que pasaron realmente cerca del objetivo y animaba a Millonarios a pensar en grandes cosas. Y así siguió el premio. Al 23, una pelota al área le permitió dos remates a Paredes, siendo el segundo que se estrellara en Menosse y se convirtiera en gol en propia.
Fue una lástima que el juvenil no pudiese contar esa acción como gol suyo, pero el fútbol le iba a dar revancha. Pasaron menos de seis minutos antes de que Leonardo Castro se fuera en aventura individual y fuera frenado al borde del área por la zaga charrúa. Paredes venía desde atrás como un camión y se llevó la pelota por delante de tres defensores. Le quedó el arco listo para un balazo imparable y poner la goleada justo antes de cumplir la media hora de partido.
Llueva, truene o relampaguee
La segunda parte inició con un aguacero torrencial que fue poniendo muy complicada la cancha. Una jugada de esas en las que la pelota rodaba de manera irregular abrió el espacio en medio de la zaga de Millonarios. Arezo llegó primero a la pelota y Llinás, barriéndose, lo derribó en el área. El mismo hombre caído se encargó de ejecutar a un rincón y descontó al 49.
Después de eso, el tema de jugar fue imposible. El árbitro venezolano Alexis Herrera suspendió el juego e inició el protocolo de suspensión de partido a las 10:15 p.m., hora local. Estaba el tema del itinerario de Peñarol, que tiene que regresar este miércoles, así que se iba a hacer lo imposible por reanudar a la hora que fuera. Una hora y 15 minutos se pactó de espera para que el aguacero cediera y el personal sacara el agua y que a las 11:30 se jugara el tiempo restante.
Finalmente fue a las 11:46, en 58 minutos que marcaba el cronómetro, que volvió la acción. Millonarios pudo controlar la pelota en medio de las dificultades del campo y tenía que jugar en largo para evitar algún desastre con los frenos inesperados por el agua reposada. Fue un trabajo inteligente para mantener la ventaja y mantener el liderato del grupo, a un punto de asegurar repesca en la intención de avanzar de fase.