* La firma de Nicolás Flórez Parra
Qué manía de hablar mal y confundir las cosas. Ya en la entrega anterior, titulada “Desde el 3er mundo: ¿qué diablos es el ‘trivote’?“, destapamos cómo un término inventado a las malas puede llegar a volverse popular a punta de habladuría. Aparece mucha terminología orientada a engañar a los despistados por parte de aquellos que con verso quieren ostentar de ser filósofos del fútbol o quién sabe qué.
En esta oportunidad corresponde hablar de ‘clásico’ y ‘derbi’, dos palabras que existen, se usan en la jerga futbolera y significan cosas distintas. El problema surge porque en varios países sudamericanos decidieron —como en otros tantos asuntos— llamarle de cualquier forma a las cosas. En España, en cambio, sí está bien claro este asunto. Más adelante iremos llegando a la conclusión que explica por qué vale la pena usarlas en los momentos que toca.
Empecemos con‘derbi’. Esta se define en el diccionario de la lengua española de dos maneras. La primera es “competición hípica, especialmente aquella que se celebra anualmente y en la que corren ejemplares de pura sangre de tres años de edad” y que va orientada al origen del término. Proviene del inglés ‘Derby‘ y es el nombre propio de una famosa carrera de caballos en Epsom, Inglaterra.
La segunda, que es la que nos interesa aquí, es “encuentro, por lo común futbolístico, entre dos equipos cuyos seguidores mantienen constante rivalidad, casi siempre por motivos regionales o localistas”. Se trata entonces de un tema geográfico, cosa que no es menor en el balompié. La diversidad de equipos de una misma ciudad o provincia alimenta la sana competencia de sentimientos que se debe dar en este deporte. El derbi existe por el lugar de residencia y ya está.
Lo clásico tiene mérito
Clásico, por su parte, no tiene una definición que apunte al mundo del fútbol en el diccionario, pero sabemos que se usa y bastante. Si ya existía ‘derbi’ para cerrar las rivalidades a una región, pues había que crear otro término para referirse a los enfrentamientos de tradición e importantes por mérito en un sentido más amplio, concretamente a nivel de país, y este no es otro que ‘clásico’.
Ciertamente, hay organizaciones preocupadas porque, en la medida de los posible, se pueda hablar bien e instruir en lenguaje en todos los ámbitos de la vida. En un mundo tan globalizado y donde cada día aparece algún invento nuevo, se hace más que necesario que alguien haga el intento de aterrizar los términos y normalizarlos para evitar confusiones.
Ese es el caso de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), que está asesorada por la Real Academia de la Lengua Española (RAE) y, como su nombre lo indica, vela por resolver las dudas lingüísticas con la premura que los tiempos actuales exigen. Su misión está en buena parte orientada a guiar a los medios de comunicación, que terminan siendo un oasis o un desastre, según la calidad del trabajo de sus comunicadores.
Pues Fundéu se ha dado a la insistente y oportuna tarea de explicar, en varios artículos por cierto, que ‘derbi’ y ‘clásico’ no son lo mismo en fútbol. La definición que esta organización ha dado para la segunda palabra es “encuentro disputado entre dos equipos de un mismo país, ambos muy laureados y relacionados por una rivalidad que persiste en el tiempo”. Bajo esas condiciones, sabemos que para denominar un partido como clásico lo mínimo es que las estadísticas y los títulos sean equiparables y dignos de enfrentarse.
Bien podría ser una ofensa
La dificultad surge porque hay sitios en los que decidieron llamarle clásico a lo que en realidad es derbi. Ejemplo de esto es el fútbol colombiano, donde hasta el mismo reglamento ha destinado una jornada de falsos clásicos en la que en realidad se miden equipos de la misma ciudad o región… y eso, cuando se puede, porque existen casos en los que hay equipos sin pareja geográfica y los ponen a jugar contra otro soltero. Así le sucede al Deportivo Pasto (del sur), que juega actualmente contra Jaguares (del norte) en la fecha mencionada.
Pasemos al fútbol de España. Con todo el respeto que merece un club como el Atlético de Madrid, sería un atrevimiento que hoy dijeran que es el clásico del Real Madrid. La balanza está muy inclinada hacia el lado Merengue y está más que claro que el rival por mérito es el Barcelona, con el que la estadística en enfrentamientos directos está pareja. ¡Lo que se juega entre los dos más grandes de la capital es el derbi madrileño!
Hay lugares donde la densidad de equipos en una misma ciudad es tan grande como las rivalidades por mérito. Esto sucede, por ejemplo, en Buenos Aires. La cantidad de clubes y la historia del fútbol argentino han dispuesto partidos que son, al mismo tiempo, derbis y clásicos. Así aparece otro término en el argot futbolero como ‘superclásico’, que apunta al más importante del país y ya sabemos bien que está protagonizado por River Plate y Boca Juniors.
No reconocer esta diferencia no es solamente dar pie a las confusiones a la hora de hablar de fútbol, sino que bien podría —y puede— servir de estrategia por parte de los equipos más pequeños de ponerse a la par de clubes que los aventajan por mucho. Ya hacerlo los medios de comunicación se traduce en falta de conocimiento. Peor aun, desde los mismos clubes que deberían hacer respetar su historia y lugar, se promueve el entendimiento de ‘clásico’ para cosa cualquiera.
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En columnas anteriores:
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