* La firma de Nicolás Flórez Parra
De Colombia para el mundo, ha salido otro personaje detestable. Quienes hemos tenido el privilegio de pasar por una universidad sabemos de la gravedad de un plagio. Básicamente es un robo intelectual, haciendo pasar el trabajo de los demás como propio y, aunque se trata de un comportamiento asqueroso y carente de ética, existen quienes lo han cogido como estilo de conducta y de vida.
A penas me causa repulsión ver a un ladronzuelo que supuestamente hace periodismo construirse un nombre a punta de mentiras y humo. Los incautos se han tragado entero el cuento de un tipo que, supuestamente, se las sabe todas y tiene contacto divino con todos los futbolistas o sus círculos cercanos. A él le cuentan, le informan y le confían todo. Eso sí, curiosamente, en la mayoría de los casos, le llega la información unos instantes después que a otro colega. ¡Qué casualidad!
¿Qué se puede esperar de alguien que es capaz de tapar una firma del autor original de un material con un sello más grande que oculte el origen real? Y todo lo maneja así. Usa el viejo truco de buscar información en internet en otros idiomas para dar falsas exclusivas en español. Los imbéciles que le adoran y lo creen una deidad de las noticias se encargan de esparcir sus mentiras por las redes sociales.
Cuando empezó a quedar en evidencia con sus fraudes, decidió disimularlos un poco con otra táctica: citar a quien consiguió la información y añadirle algo que supuestamente él averiguó, pero que termina siendo falso o se lo copió a alguien con poco reconocimiento. El que obra bien no muchas veces llega a imaginarse los alcances del saqueador y opta por pensar que a lo mejor tienen la misma fuente. O simplemente ni se entera. De cualquier forma, la impunidad es lo que reina.
Ahora resulta que ya no le es suficiente con escupir toda su basura. También ha tomado en sus manos sucias la decisión de insultar a verdaderos periodistas que se ganan lo suyo con altura. Podrá ser poco, pero siempre honesto. ¿Tener un montón de tarados como seguidores en redes sociales? Si es a punta de falacias y estafas noticiosas, no, gracias, me quedo como estoy. Al menos seguiré durmiendo tranquilo, con la consciencia limpia.
Y sí, tiene a un montón de ingenuos detrás, pero todo está saliendo a la luz. Los periodistas nos estamos cansando del engañoso personaje que ahora también está mostrando su faceta de matoncito de escuela. Descarado y mitómano, ahora enseña los colmillos cuando se siente acorralado y expuesto. Lector, le pido un favor: no se vaya a confundir. Si usted alguna vez se transporta en TransMilenio por Bogotá, no vaya a pensar que la estación de la calle 116 es la más insegura de la ciudad. Se parece, pero no es. Un ladronzuelo aparece en cualquier parte.
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