* La firma de Nicolás Flórez Parra
Los periodistas nos estamos volviendo malhablados, especialmente los que decidimos especializarnos en el ámbito deportivo y, para ser más puntuales, los que disfrutamos de una actividad tan espectacular como el fútbol. Utilizar mal el lenguaje resulta ser un pecado capital cuando se trata de la materia prima de un profesional y conlleva una ineludible responsabilidad al estar transmitiendo ideas para los densos públicos que consultan y confían en los medios de comunicación.
Trataremos entonces en esta entrega una palabra que se ha convertido en problema: ‘trivote‘. Es prudente aclarar que este asunto no solamente atañe al tercer mundo. Lastimosamente, la difusión de ese desafortunado término también se ha hecho su espacio en el primer mundo, pasando casi inadvertido y llegando a ser aceptado por gente que parece tragar entero.
La maraña de definiciones
Acontece que para llegar a la palabrita en cuestión hay que recorrer un enmarañado camino de términos que, en sus casos particulares, existen, se adaptaron o no tienen que ver nada con fútbol, pero se aceptan dentro de la amplia y abstracta jerga futbolera.
Empezamos con ‘pivote’, que ha sido definido por el diccionario de la lengua española como “extremo cilíndrico o puntiagudo de una pieza, donde se apoya o inserta otra, bien con carácter fijo o bien de manera que una de ellas pueda girar u oscilar con facilidad respecto de la otra”. Esto no tiene ninguna relación con las funciones que un futbolista pueda ejercer dentro del terreno de juego. Y vale aclararlo porque no faltará aquel que esté intentando encontrarle sentido metafórico a la pieza.
La verdadera razón por la que se llegó a hablar de ‘pivote’ es por su parecido con otra palabra que sí tiene que ver con deporte, aunque es propia de otra disciplina. Se trata de ‘pívot’, adaptada del francés pivot (sin tilde) y definida como “jugador de baloncesto cuya misión básica consiste en situarse en las cercanías del tablero para recoger rebotes o anotar puntos”. Esto ya se va acercando más y ciertamente sí hay funcionamientos tácticos en el fútbol donde hay jugadores con funciones primordiales de recuperar pelotas.
La estupidez es un sustantivo
Varios temas de los que se están tocando aquí ya los explicó acertadamente la Universidad de Salamanca para un artículo de LaLiga de España en 2017 titulado El trivote y el triplete. Su intención no es otra que la misma que inspiró esta columna: poner en evidencia el incorrecto uso de esa palabra y desenmascarar la estupidez de aquellos que la usan para creerse adalides del balompié moderno.
Supongamos por un momento que ‘pivote’ está bien utilizado en fútbol para referirse al jugador con las funciones de recuperación de pelota. Entre 11 futbolistas que hay en un equipo, es lógico que pueda haber más de uno en ello. Así sale a la luz un término compuesto que se escucha bastante hoy en día: ‘doble pivote’. Por ejemplo: “La clave del éxito del director técnico fue la utilización de un ‘doble pivote'”.
El tal ‘trivote‘ se supone que se refiere al conjunto de tres jugadores con la tarea ya descrita. Bajo la lógica de quienes decidieron coger el prefijo ‘tri-‘ y unirlo a la descuartizada parte de otra palabra para crear una abominación como sacada de los cuentos de Frankenstein, también estaría bien decir ‘bivote‘ en vez de ‘doble pivote’. ¿Y por qué no lo dicen? ¡Exacto! Porque suena asqueroso y no es tan supuestamente estilizado… y, en todo caso, se trataría de otro error.
Un idioma jodido
No remamos hasta aquí para no llegar a un punto cierto. Dentro de la suposición de que se puede hablar de ‘pivote’ en fútbol, lo correcto al unir el prefijo sería ‘tripivote‘, aunque suene, como lo referenció la Universidad de Salamanca en el citado texto, “a especie marina abisal o a engendro alienígena de película de terror de serie C”. Más simple todavía: ‘triple pivote’.
Sin embargo, haremos honor a la verdad. Ya desde un inicio se explicó que es ‘pívot’ la palabra que más se aproxima al jugador con funciones de recuperación. La conclusión no es otra que, para ser correcto al hablar de fútbol, lo mejor es decir en sus casos plurales “doble pívot’ y ‘triple pívot’. Cuando alguien se refiera a ‘trivote‘ habrá que desconfiar y corregirlo. De lo contrario, llegará el día en que alguien invente ‘trifensa‘ para una defensa compuesta por tres jugadores. En el fútbol también es importante hablar bien.
El llamado es a los periodistas: colegas, no jodamos el idioma español más de lo que ya está. Aunque gran parte de la responsabilidad también recae sobre la Real Academia de la Lengua Española (RAE) por aceptar cualquier cantidad de términos chambones y otras organizaciones como Neoma, que crean diccionarios de neologismos para intentar avalar cualquier estupidez, en vez de hacer reflexión seria. Así es el mundo actual, donde cada quien puede ser y hablar como quiera, pero en el que es moda lapidar al que intente corregir.
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