Debido a los recientes brotes de violencia en el FPC donde se presentaron tres casos graves en menos de 15 fechas, la Dimayor citó una reunión extraordinaria donde se propusieron medidas de choque para combatir este fenómeno. El problema es que se les olvidó que esas propuestas ya han estado sobre la mesa por más de 10 años como cada ocasión que se presenta algún lío en los estadios del país.
Algunos presidentes como Enrique Camacho (Millonarios) pidió que en los estadios del país se vuelvan a instalar las mallas metálicas que separaban las gradas de la cancha, algo que se abolió en 2011 para el Mundial sub 20 que se realizó en el país y que mostraría un claro retroceso en las gestiones de seguridad de las autoridades y los propios clubes.
Pero el pedido más llamativo y tal vez más valioso es retomar (o empezar otra vez) el proceso de enrolamiento e identificación biométrica para individualizar a los hinchas y que puedan ser castigados en caso que cometan actos delictivos. Esto tiene un antecedente del año 2017 cuando Dimayor tuvo en sus manos la solución y echó todo a la borda por la negligencia.
El recuerdo de la fallida carnetización
Como en esa época había riñas con muertos y heridos dentro y fuera de los estadios, la Alcaldía de Bogotá implementó por su cuenta una especie de identificación biométrica en las tribunas populares, algo que después fue extendido hacia la Dimayor que inteligentemente quiso implementar una carnetización para todos los hinchas que acuden normalmente al estadio. El problema fue el dinero de por medio.
Dimayor, junto a los clubes y Tu Boleta (operador de boletería más grande del país) puso a disposición un sistema donde los hinchas podían ir a identificarse voluntariamente dejando sus datos personales, foto y huella. Esto a cambio de un carnet que costaba 12 mil pesos (en 2017) y que iba a servir para identificarse.
Pero más allá del plástico, lo importante es que en las principales ciudades del país iban a estar identificados los hinchas recurrentes a los estadios para que, en caso de cometer actos prohibidos, fuesen identificados por las cámaras de seguridad de los estadios y a su vez por el sistema de Dimayor para ser condenados individualmente y posteriormente aplicar derecho de admisión como en Europa y Argentina. Claramente, con apoyo gubernamental que se gestionaba en esa época para implementar leyes contra los violentos.
La idea del presidente Jorge Perdomo pintaba muy bien, pero todo se fue al traste porque carnetizaron a cerca de 250 mil hinchas en todas las ciudades (primero voluntariamente y luego coartando con la prohibición de entrar a partidos definitivos de 2017 si no contaban con el carnet), pero nunca se aplicó todo el proceso realizado en el que equipos como Deportivo Cali y América fueron los más colaborativos.
Los datos quedaron arrumados en unas bases que nunca se usaron y los hinchas solo tienen el recuerdo de un plástico que no sirvió para nada (otros se quedaron con un comprobante de cartón) y por el que tuvieron que pagar 14 mil pesos (una millonaria fortuna si se multiplica en todos los hinchas que se carnetizaron); esto mientras hubo cambio de presidente en Dimayor y la violencia seguía viéndose impune en los estadios y ciudades de Colombia.
Después el presidente Jorge Enrique Vélez asumió en 2018 y nunca se hizo cargo de esa carnetización ni los supuestos beneficios para los hinchas; y la Dimayor perdió toda la credibilidad de las autoridades y los aficionados por lo que muchos calificaron como un engaño con dinero de por medio.
Después de esto, solo algunas alcaldías implementaron medidas de seguridad por su cuenta como en Bogotá que adelantaron identificación biométrica propia e identificación de antecedentes penales con la cédula en la entrada del estadio; pero la individualización de los fanáticos quedó en el olvido con tiempo y dinero desperdiciado.
El problema ahora será que, si Dimayor quiere retomar o iniciar un nuevo proceso de carnetización y enrolamiento, deberá implementar una estrategia que vuelva a convencer a los hinchas de contribuir en esto; y sobre todo, no pedir más dinero porque probablemente no haya ningún apoyo. Eso sí, esto es mejor que sancionar al cemento, pedir hostigamiento de la policía a los hinchas, lanzar discursos heroicos de supuestamente acabar con las barras populares o poner mallas en los estadios: la solución debe ser de fondo y con apoyo político y gubernamental tanto en el aspecto local (alcaldías) como nacional (presidencia y congreso)…
La ‘nueva’ propuesta de Dimayor para el enrolamiento
- “Avanzar en el establecimiento de un sistema de registro, por medio de un enrolamiento biométrico y documental en el ingreso al escenario deportivo, cumpliendo con la finalidad de individualizar a quienes acuden a los estadios del país a ejecutar actos de violencia y vandalismo, en consonancia con el Decreto 1622 de 2022 y demás disposiciones vigentes”.
- “Desarrollar un enfoque integrado, multinstitucional y equilibrado, para erradicar la violencia de los estadios en el País”.