El Tiburón cuenta goles a dos manos: las claves de la goleada 7-1 de Junior a Unión Magdalena

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Carlos Bacca celebra un gol. - Vizzor Image.
Carlos Bacca celebra un gol. – Vizzor Image.

A pesar del mal momento de ambos, este tradicional encuentro sí que tenía cosas en juego. Mientras Junior de Barranquilla intenta salir de un profundo hueco de resultados en el que se metió desde hace un año, Unión Magdalena rema con fuerza para escapar de los puestos de descenso. Ciertamente, el Ciclón no está tan lejos de cumplir su objetivo y la dirección técnica de Harold Rivera le ha sentado muy bien.

También había un marco atípico. En las horas previas al partido, el club Tiburón ya había anunciado que la tribuna oriental estaría inhabilitada por cuenta de una sanción impuesta por el Comité Disciplinario de Dimayor. De cualquier forma, muy poca gente fue a acompañar al equipo barranquillero. No había un gran ambiente, a decir verdad, pero nadie se imaginaba el baño de goles que estaba por venir.

Triple condena

Nada más en el arranque, Unión se durmió en defensa. Bacca tenía servido el gol por lo adelantado que estaba el portero y, en un primer momento, pareció un fallo increíble. El delantero reclamó con mucha intensidad que Nicolás Gil había metido la mano y claro que sí. El VAR cumplió con llamar al árbitro, Carlos Betancur, para que revisara la jugada en el monitor. Ya lo otro era la sanción disciplinaria. El juez fue con todo y expulsó al infractor. Esto no quiere decir otra cosa que consideró que metió la mano con la intención de evitar que fuera gol.

Todo Unión Magdalena se volcó a protestar la dureza de la decisión y Alexánder Mejía fue amonestado por sus reclamos. No hubo poder humano para convencer al colegiado. El mismo Carlos Bacca iba a tener desquite con la pena máxima con un disparo bien ubicado a un rincón al que no pudo llegar Ramiro Sánchez. Así se puso a ganar el Junior al minuto 9.

A partir de aquí, Rivera tenía que recomponer la línea defensiva. Contrario a lo que hubiesen hecho la mayoría de los directores técnicos, conservó a sus atacantes y sacó a un centrocampista para darle ingreso a Ronaldo Lora. Fabián Cantillo fue el sacrificado.

Un bulto de sal

Roberto Hinojosa estuvo a punto de conseguir el empate. Fue con un tiro de esquina que se cerró peligrosamente y el travesaño evitó que se gestara un golazo olímpico. Esa iba a ser la única aproximación seria, porque el Junior estaba decidido a ir por una goleada en una situación tan favorable como la que se le presentó.

En el minuto 19, Cariaco González sacó un centro al área chica, donde no había absolutamente nadie del Junior esperando. James Castro quiso rechazar con tanta fuerza y premura que no se percató del espacio que tenía y la clavó en propia puerta, al ángulo. Parecía que Unión Magdalena había hecho un pacto con la mala suerte. Las desgracias le estaban cayendo por montón.

Goleada puesta, papaya partida

Derrota es derrota, sea 1-0 ó 5-0. así lo entendió el equipo de Harold Rivera y decidió ser osado. Con las dificultades propias de un contexto tan adverso, el conjunto de Santa Marta intentó salir y atacar sin mucho éxito y agrandaba los riesgos en el fondo.

La goleada no iba a tardar en aparecer. Ramiro Sánchez estuvo a punto de cometerle falta para penalti a Déiber Caicedo, pero el equipo arbitral no sancionó. Segundos después, al 25′, un pase exacto de José Enamorado encontró a Caicedo y este metió un taco espectacular para vencer al golero y poner un margen muy amplio y con un montón de tiempo por delante.

Un aguacero se desplomó sobre el Metropolitano, pero el Junior seguía jugando con alegría. Tenía en frente una presa muy malherida y la intención era rematarla. Esto es fútbol y los goles son los que pagan el espectáculo. Un tiro de esquina a favor de Unión Magdalena hizo más grande su desgracia. La transición a toda velocidad liderada por Gabriel Fuentes encontró como remate final el de Enamorado al 43′.

El marcador empezó a contar con una mano llena en el tiempo de adición. Otra jugada con el acelerador a tope tuvo a Carlos Bacca eludiendo a Ramiro Sánchez y centrando a la posición de Déiber Caicedo, que solamente tuvo que empujarla para apuntarse su doblete. 5-0 y al descanso, pensando en un segundo tiempo que tenía mucho de expectativa por una humillación histórica.

Expuestos

Harold Rivera dejó expuesto a Ramiro Sánchez, a menos de que el mismo portero le haya pedido salir. El arco del Ciclón en la parte complementaria estuvo a cargo de Carlos Bejarano. James Castro, que había sido el autor de un autogol, también fue sustituido y ahí entró José Mercado. Bacca tuvo otra opción en el área chica, pero la pelota se le pasó entre las piernas.

Bejarano fue importante parando un disparo de media distancia de Cariaco y achicando bien en la intención de Carlos Bacca por vencerlo en el mano a mano. Ya poco pudo hacer con una defensa tan descoordinada, que le dejó espacio al goleador y este se la cedió a Déiber Caicedo, que al 63′ ya contaba su triplete y ponía el 6-0.

Jermein Zidane Peña es uno de los defensores del Junior. Sin embargo, sus controles está muy lejos de parecerse a los de Zizou. Un pésimo gesto técnico suyo permitió que Gustavo Torres robara la pelota y dejara en el camino a Jefferson Martínez. El gol de la honrilla al minuto 67 de Unión Magalena poco maquillaba la inferioridad en la que estaba.

Situación particular se presentó con Ricardo Márquez, que se enganchó en una pelea de gestos con el público. Por fortuna no ocurrió nada que manchara el espectáculo. Ya la desgracia estaba ensañada contra Unión Magdalena. Con polémica, Carlos Betancur decretó penalti porque, supuestamente, Isaac Camargo derribó a Enamorado dentro del área. Andrés Rodríguez, que recibió la oportunidad de ingresar por Carlos Bacca, cobró la pena máxima para el 7-1 al 85′.

Sin embargo, pocos minutos después, el atacante dañó todo. Se puso a discutir con Jean Colorado y metió un cabezazo que le costó la expulsión. Ahí sí se caldearon lo ánimos en los banquillos. Algo sucedió dentro de los camerinos. Es una goleada histórica, que supera el máximo registro que se tenía en un Junior vs. Unión Magdalena y era de un 5-0 en 1989.