En las últimas semanas la violencia se ha posado en el fútbol colombiano y se habla de la importancia de buscar verdadera soluciones. Se puede debatir en espacios de radio y televisión, reunirse Dimayor o intervenir el Gobierno, pero sin el buen ejemplo de nada sirve. En el partido entre Junior y Millonarios los encargados del espectáculo fueron promotores de incitar a la violencia y el sinsentido regionalista.
Cuando corría el minuto 88 del partido, Leonardo Castro vio la tarjeta amarilla por una infracción, no estuvo con la decisión de Carlos Betancur, le mostró su desaprobación aplaudiéndole y el central le mostró las segunda tarjeta amarilla. Mientras el delantero azul caminaba para retirarse del campo, Vladimir Hernández se le acercó a insultarlo. Sin audio e intentando leer sus labios, le dice “cachaco marica” o quizá “agrandado marica”, sea cual sea la ofensa, fue una invitación para que la tribuna cargara contra el atacante.
Castro salía de la cancha y Alberto Gamero le indicó que se fuera directo a los camerinos, pero no pudo hacerlo de inmediato porque desde la tribuna empezaron a lanzar objetos. El banco del ‘Tiburón’ intervino pidiendo que calma a la afición y pudo salir ‘Leo’. No obstante, la invitación a la violencia por el capitán del cuadro barranquillero ya estuvo hecha y en los últimos minutos siguieron lloviendo objetos desde la occidental para intentar agredir a los jugadores del ‘Embajador’.