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Novak Djokovic está de vuelta en Estados Unidos y en Nueva York. Y disputará el US Open por primera vez en dos años. Marginado de Flushing Meadows en 2022 al no ser admisible en el país como extranjero no vacunado contra el COVID-19, el serbio vuelve el lunes al Estadio Arthur Ashe para disputar el último major del año y buscará aquí ampliar su récord con un 24to título de Grand Slam.
Se preguntó el viernes a Djokovic si abrigaba resentimientos por la forma en que fue excluido del certamen. Djokovic se perdió torneos en California y Florida, además del Abierto de Estados Unidos, por la ley federal relacionada con la pandemia. La disposición se levantó en mayo.
“No, no hubo disgusto. Fue el año pasado, durante el Open, cuando consideré una pena no estar aquí. Me sentí triste por no participar”, dio Djokovic encogiéndose de hombros y con una caperuza gris cubriéndole la cabeza. “Pero este año es distinto. No pienso en lo que pasó el año pasado ni en el último par de años. Sólo concentro mi atención en el torneo de este año”.
El último encuentro disputado por el serbio de 36 años en el Ashe fue la final del US Open de 2021, cuando cayó por 6-4, 6-4, 6-4 ante el ruso Daniil Medvedev. Aquel revés no sólo dejó a Djokovic con una foja de 3-6 en finales en Flushing Meadows, sino que le impidió completar el Grand Slam en un mismo año, algo que nadie ha conseguido entre los hombres desde Rod Laver en 1969.
Djokovic lloró al final de aquel duelo, algo que atribuyó ese día a una mezcla de alivio, por no sentir ya la presión de lograr el hito, y aprecio, por la forma en que miles de espectadores alentaron su esfuerzo.
“Lo que sentí de la multitud, ese tipo de conexión, amor y apoyo que me dio durante todo el partido y en la ceremonia de premiación, es algo que llevaré en mi corazón”, dijo el viernes. “Siento todavía las vibras de esa noche de la final de hace dos años. Trataré de aprovecharlas para el torneo de este año”.
Aunque esa oportunidad de hacer historia se le escapó, Djokovic sigue ganando y persiguiendo logros. Ha ganado ya más majors en individuales que cualquier otro hombre en la historia, uno más que Rafael Nadal y tres más que Roger Federer. Pero desde luego, le encantaría obtener esa 24ta coronación que lo pondría por delante de Serena Williams, con la mayor cifra de ambas ramas en la era abierta.
El astro balcánico ha pasado más semanas en el sitio de honor del ranking que cualquier otro hombre o mujer. Pero eso tampoco significa que desdeñe la oportunidad de rebasar al líder actual de la ATP, el español Carlos Alcaraz, algo que conseguiría simplemente si derrota el lunes a Alexandre Muller, novato en el US Open.
Los rivales saben que Djokovic puede encontrar motivación en cualquier aspecto. Y conocen también, con base en sus títulos del Abierto de Australia en enero y Roland Garros en junio, que es uno de los favoritos, si no es que el principal, en cualquier torneo.
Otros recordatorios son su llegada a la final de Wimbledon en julio y su triunfo sobre Alcaraz en la final del Masters de Cincinnati, el fin de semana pasado: “Todo lo que él hace en este deporte es increíble”, valoró Alcaraz.
“Quiero decir, es Novak, siempre tiene un buen desempeño. Siempre está concentrado”, repuso Taylor Fritz, el estadounidense ubicado en el noveno sitio del ranking. “Es obviamente el rival a vencer”.
Y ni siquiera Djokovic puede decir con seguridad cuándo dejará de serlo: “No sé cuántos Slams más me quedan. Sigo todavía. No tengo en mi mente por ahora cuándo llegará el final”, comentó. “Entiendo también que ciertas cosas son diferentes cuando tienes 36 años, así que debo apreciar más las cosas, supongo que debo tratar cada Grand Slam como quizás el último en términos de compromiso y desempeño”.